Pies

Amputación del hallux:
– Debe respetarse la base de la falange proximal para preservar la fuerza impulsora al caminar.
– Se realiza tenodesis del tendón del músculo flexor corto del hallux para estabilizar los huesos sesamoideos.

Amputación de ortejos menores:
– Los demás dedos pueden amputarse por las articulaciones interfalángicas, las metatarsofalángicas o las propias falanges.
– Pueden utilizarse colgajos laterolaterales o dorsoplantares.
– Conviene respetar la base de la falange proximal para aportar mejor estabilidad y fuerza impulsora.

Amputaciones radiales:
– Involucran a uno o más dedos del pie con parte del correspondiente metatarsiano.
– Mejor pronóstico si se trata de los dedos externos. Los centrales tardan más en cicatrizar.

Amputaciones transmetatarsianas:
– Pueden hacerse por los propios huesos metatarsianos o en las articulaciones tarsometatarsianas (articulaciones de Lisfranc).
– Las osteotomías deben biselarse sobre la superficie plantar para evitar presionar sobre la piel.
– Debe crearse un suave declive desde la zona interna a la externa del pie.
– Para evitar el pie equino puede evaluarse la elongación del tendón de Aquiles.

Amputación a nivel del retropié:
– Amputación de Chopart: se practica transversalmente sobre las articulaciones mediotarsales. Conserva el astrágalo y el calcáneo. Puede quedar como secuela pie equino. Las fuerzas musculares se reequilibran elongando el tendón de Aquiles y reinsertando los tendones del tibial anterior y el ex-tensor largo del hallux a la cara anterior del astrágalo.
– Amputación de Boyd: combina la extirpación del astrágalo con una artrodesis calcaneotibial.
– Amputación de Pirogoff: tras extirpar la porción distal del calcáneo se rota y se une a la tibia.
– Ambos tipos de amputaciones, de Boyd y de Pirogoff, impiden el desplazamiento de la almohadilla del talón y proporcionan una superficie de apoyo posterior aceptable.

Desarticulación de tobillo (operación de Syme)
– Consigue mejores resultados mecánicos que la amputación transtibial.
– Procedimiento quirúrgico: se prefieren los colgajos posteriores largos a los sagitales. Debe conservarse la mayor longitud posible de la diáfisis tibial. El borde distal de la tibia se bisela y se practica miodesis para proteger el extremo distal del muñón. El muñón se recubre con la almohadilla del taIón y piel de la planta y se sutura la fascia.
– El tratamiento postoperatorio incluye vendaje compresivo o yeso para evitar el edema, proteger la piel de la presión y prevenir la contractura en flexión de la rodilla.

Desarticulación de rodilla
– Indicaciones: pacientes ambulatorios que no pueden someterse a amputación transtibial y pacientes no ambulatorios.
– Conserva la diáfisis femoral para conseguir buen equilibrio al sentarse.
– La adaptación de prótesis es difícil, pues la bisagra de la rodilla está más baja que en la pierna contraria.
– El miembro más largo es ventajoso para usar la prótesis.

Amputación transfemoral
– Suele practicarse dejando colgajos iguales anterior y posterior.
– La estabilización muscular es fundamental.
– Deben equilibrarse las fuerzas de abducción y flexión, incluso en pacientes que no caminan.
– Si no se practica miodesis de los aductores, el fémur puede desplazarse a una posición subcutánea aunque la prótesis esté bien encajada.

Desarticulación de la cadera
– Poco habitual.
– La deambulación con la prótesis gasta más energías que el movimiento pendular con muletas.
– Es preferible el abordaje lateral por las siguientes razones: la anatomía es más familiar para los cirujanos ortopédicos, la disección es más fácil y se topan con menos vasos perforantes.
– El procedimiento es rápido y la pérdida de sangre mínima.
– Se conserva la circulación femoral y glútea.
– La mortalidad depende del proceso causal.